Horas Joánicas Hechos de los apóstoles 2.37-47 Diciembre 1996 ___________________________________________________________________ [Las "horas joánicas" son propuestas para sostener la bùsqueda de Dios en el silencio y la oración. Se trata de dedicar dos o tres horas para leer en silencio los textos bíblicos que se sugieren y que van acompañados de un breve comentario y algunas preguntas. Más tarde, reunidos en pequeños grupos en casa de uno de los participantes, se comparte brevemente lo que cada uno cree haber descubierto, pudiendo eventualmente finalizar el encuentro con un tiempo de oración.] Pedro acaba de hablar abiertamente de la injusticia hecha a Jesùs: su muerte fue el asesinato de un inocente, ­del Inocente que, además, estaba destinado a ser el Mesías, Salvador de su pueblo! Se comprende que las palabras de Ped ro entran como un cuchillo en el corazón de sus auditores. Dios ha enviado su Cristo, ­y ellos lo han matado! ¿No habrán perdido definitivamente su oportunidad? Pues el mal está hecho, irremediablemente, imposible de volver haci a atrás. Su pregunta expresa su desconcierto: "¿Qué debemos hacer?" Pedro responde: "Arrepentíos". La expresión "arrepentirse" significa: cambiar su corazón, sus ideas, su actitud. Esta muy cercana a la expresión "convertirse" (por ejemplo Hch 3.19) que quiere decir: dar media vuelta, volve r, alejarse del mal para volver hacia Dios. Arrepentirse es separarse del mal cometido. Pero, ¿es posible? ¿No debemos responder de nuestros actos y asumir las consecuencias? Pedro dice que resucitando a Jesùs Dios ha dado el arrepentimi ento. El ha permitido a los que le han matado separarse del mal cometido (Hch 5.31). Trayéndole de nuevo a la vida, Dios ha anulado la injusticia de su condena a muerte. Cuando escuchamos estas palabras "Arrepentíos", nosotros podemos compr ender que Dios nos da la increíble posibilidad de separarnos de un pasado que nos tiene prisioneros. Pedro añade: "... y que cada uno de vosotros se haga bautizar". El bautismo es la garantía de la eficacia del arrepentimiento. No soy sólo yo el que se separa de mi mal pensamiento, es Dios quien me libera con su perdón. A los primeros cristianos les gustaba comparar el bautismo a la travesía del Mar Rojo. El mar se cerró tras los hebreos cuando dejaron el país de su esclavitud. Se interpuso a los soldados del faraón que querían atraparle s. Por medio del bautismo, Dios pone a Cristo entre nosotros mismos y nuestras propias faltas. Y eso no es ùnicamente verdad el día en que fuímos bautizados. Nosotros somos bautizados todos los días. Cada día, Dios hace que nuestro arrepentimiento sea eficaz. Cada día, él reactiva esa separación con el pasado a través de nuestro bautismo. Por eso somos libres de separarnos también de las malas costumbres y de las rutinas que son comun es a una sociedad que pone en peligro su futuro (cf. v.40). ¿Qué me permite pasar en mi vida por nuevos comienzos? ¿Qué me impide ser yo mismo? ¿Cómo buscar en el bautismo y en el arrepentimiento una fuente de libertad? "Johannine Hours" - 12/96 - ©71250 Taizé-Community, France. community@taize.fr ------------------------------------------------------ file: /pub/resources/text/taize/espanola: jhs-9612.txt .