Horas Joánicas Marcos 4:35-41 Noviembre 1996 ___________________________________________________________________ [Las "horas joánicas" son propuestas para sostener la bùsqueda de Dios en el silencio y la oración. Se trata de dedicar dos o tres horas para leer en silencio los textos bíblicos que se sugieren y que van acompañados de un breve comentario y algunas preguntas. Más tarde, reunidos en pequeños grupos en casa de uno de los participantes, se comparte brevemente lo que cada uno cree haber descubierto, pudiendo eventualmente finalizar el encuentro con un tiempo de oración.] Esa noche, Jesùs quiso abandonar el lugar donde había enseñado. Los discípulos "le llevaban en la barca, como estaba": la salida parece precipitada. ¿Jesùs sentía crecer la amenaza? El sabía que los fieles del rey Herodes Antipas de Galilea preparaban una tentativa para hacerle desaparecer (Mc 3.6). "Pasando a la otra orilla", en la "región de los gerasenos", Jesùs y sus discípulos estarán fuera del poder de Herodes. Pero cuando apenas habían escapado del peligro de los hombres, las fuerzas de la naturaleza se desencadenaron contra la pequeña barca de los pescadores que seguían a Jesùs. Incluso estos hombres con gran experiencia no sabían qué hacer. Ellos no reconocían su mar de Galilea: la altura de las olas eran bocas abiertas del gran Abismo, dispuestas a tragarles para siempre. Entonces, ellos gritan su miedo. Un reproche se mezcla a su angustia: "¿No te importa que perezcamos?" Entonces, Jesùs se despierta. El no participa para nada en la agitación que le rodea. Dice dos palabras y todo se calma. Pero, ¿cómo ha podido dormirse, "sobre el cabezal, en popa", en plena tempestad? Sólo un niño podría hacerlo. Sin embargo, Jesùs no es un niño. Sin embargo, segùn las palabras del salmo, "mantiene su alma en paz y silencio, como un niño en el regazo de su madre" (Sal 131). La palabra que amaina la tempestad ha salido de su silencio en Dios. Siglos más tarde, Isaac de Nínive dirá: "Sosiegate a tí mismo, y el cielo y la tierra te colmarán de paz." Al preguntar: "¿Cómo no tenéis fe?" Jesùs muestra que ha hecho eso por nuestra fe. Aquél a quien "el viento y el mar obedecen" dice también a las preocupaciones, los miedos y las penas que agitan a nuestra alma: "ÁSilencio! ÁCallaos!" La fe se alimenta por medio de la calma que aporta la palabra de Cristo. ¿Cómo reacciono ante situaciones en las que mi experiencia no consigue vislumbrar una salida? Las palabras de Jesùs han transformado una realidad amenazadora, el mar agitado, en un lugar de nuevo encuentro con los discípulos, en paz. ¿Qué nos permite hoy encontrar la calma necesaria en una actitud de confianza? "Johannine Hours" - 11/96 - ©71250 Taizé-Community, France. community@taize.fr ------------------------------------------------------ file: /pub/resources/text/taize/espanola: jhs-9611.txt .