Horas Joánicas Juan 17.20-21 Enero 1996 _________________________________________________________________________ [Las "horas joánicas" son propuestas para sostener la bùsqueda de Dios en el silencio y la oración. Se trata de dedicar dos o tres horas para leer en silencio los textos bíblicos que se sugieren y que van acompañados de un breve comentario y algunas preguntas. Más tarde, reunidos en pequeños grupos en casa de uno de los participantes, se comparte brevemente lo que cada uno cree haber descubierto, pudiendo eventualmente finalizar el encuentro con un tiempo de oración.] Jesús subordina el desarrollo de la fe a la unidad de los discípulos entre ellos, cuyo fundamento y modelo está en su comunión con el Padre. (JUAN 17.20-21) Esta unidad de los amigos de Cristo, esencial para «que el mundo crea», se conjuga con el envío a la misión que Jesús les confía: «Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda la creación» (Marcos 16, 15). Los cristianos son invitados a vivir esta doble fidelidad: el envío y la unidad, no como polos antagónicos sino profundamente vinculados. La unidad precede y acredita el testimonio. Simultaneamente, la unidad está llamada a ampliarse, a vivirse y transmitirse en el marco de una Iglesia en expansión geográfica; una Iglesia que va adaptándose a la diversidad de culturas y pueblos, que va caminando en la historia a través de generaciones y épocas. Así, vivir de la fe, de la confianza en Dios, compromete a buscar ante todo la comunión. El amor fraterno será el primer criterio para orientar nuestra búsqueda de la verdad, del servicio o nuestra oración. El que se consagra a la comunión realiza lo esencial para que el mundo crea, para permitir descubrir y hacer que resulten accesibles a los demás las fuentes de la confianza. «La realidad es el cuerpo de Cristo» (Col 2, 17). Esta unidad no es un ideal inaccesible que termina por desanimarnos, la unidad ya existe en la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Ahí está la fuente de nuestra vocación y de nuestro impulso. Los seres humanos están llamados a reproducir la semejanza del Dios trinitario, siendo personas distintas en la unidad de una comunión. ¿Dónde me siento llamado a tomar responsabilidades por la unidad? ¿Cómo vivir esta unidad, este «permanecer juntos» necesario para compartir la fe con los demás, en un contexto de dispersión, de poca disponibilidad? ¿De qué manera mi testimonio personal se articula con mi compromiso en la vida de una comunidad local? "Johannine Hours" - 01/96 - ©71250 Taizé-Community, France. taize@cpe.ipl.fr ------------------------------------------------------ file: /pub/resources/text/taize/espanola: jhs-9601.txt .